Sunday, September 28, 2008

La otra fiesta

Ayer fue la fiesta de reencuentro para los asiduos al Nirvana. Inaugurado de manera under en Enero de 1988, y clausurada el día de su 6to aniversario, éste fue uno de los clubs más memorables de la escena alternativa limeña.

No sé si el pequeño culto que generó Nirvana fue producto de algo o alguien en particular, es probable que en realidad haya sido una mezcla de varias cosas distintas. Una ciudad que crece y recibe influencias de otras culturas busca siempre sacudirse de taras, experimentar cosas distintas y callar voces huachafas que buscan establecer un "orden" que no tiene sentido.

Los que renegábamos de ciertos lugares porque trataban de imponer un código de vestimenta encontramos fantástico que en Nirvana uno se ponía lo que a uno se le antojaba. Los que no entendíamos la necesidad de tener "pareja" para bailar encontramos un refugio seguro en las pistas del club, donde uno podía salir a bailar en el momento que quisiera, con quien (o sin quien) a uno le daba la gana. Y finalmente, los que disfrutábamos de escuchar música distinta desde su concepción, hallamos en Nirvana una fuente extraordinaria de información e intercambio.

Sabiendo esto, no es extraño que la fiesta de anoche no se haya parecido a la fiesta descrita en algun otro post de este blog. En ningún momento vimos grupitos de hombres y de mujeres, bailes coreografiados ni miradas chuecas por lo que nadie estuviera usando encima. El ambiente era relajado, el reencuentro fue memorable, y la gente bailaba como si nadie la estuviera mirando.

El dia de hoy no salgo de noche ni una fracción de lo que salía hace 14 años. No tengo idea si existe algún lugar homólogo a Nirvana, pero es probable que no. La coyuntura fue parte de Nirvana, y eso es algo que tal vez no se vaya a repetir. Yo iba a Nirvana de vez en cuando, lo disfrutaba a más no poder y me da gusto haber sido parte de lo que se celebró anoche.

Saturday, September 20, 2008

Picardía Criolla

Ayer regresaba a casa usando pequeñas calles para evitar el trafico de las avenidas, cuando me encontré con una escena difícil de creer. Un particular estaba haciendo una fiesta que se extendía mas allá de los límites de su casa.

En barrios populares esta escena no es poco común. Dado el pequeño tamaño de las casas, el alto nivel de hacinamiento y el hecho que la gente no se mueve mucho fuera de su vecindario, casi todo ocurre en la calle. Las señoras (y algunos señores) se instalan en las puertas de sus casas a ver la vida pasar, los jóvenes (y no tan jóvenes) se toman unos traguitos, la pista se usa de improvisada cancha de fulbito, y las chicas hacen múltiples paseos a la bodega pasando por los puntos estratégicos donde puedan dejar claro lo lindas que están.

Lo interesante de esta fiesta es que no solo tomaba esta licencia tácita para usar lo que deberían ser areas públicas, si no que institucionalizaba el evento instalando un toldo, dentro del cual había equipo, mobiliario e instalaciones culinarias. Este toldo se extendía a todo lo largo de la fachada en cuestión, y a lo largo de las 4 fachadas colindantes a la casa "anfitrion". No contentos con usar la vereda, el toldo ocupaba completamente uno de los 2 carriles de la pista de esta calle.

No tengo idea si este evento haya solicitado un permiso municipal. Ni siquiera sé si exista un permiso formal para hacer eso, pero es claro que no lo hubieran podido hacer si no hubiera algún consenso popular de la gente que vive en esa cuadra. Más de un policía y/o sereno tiene que haber pasado por esa cuadra esa noche, y no creo que se hayan puesto a revisar si el agasajo contaba con alguna norma de seguridad, límite de participantes o instalaciones libres de riesgo.

La parte interesante es que todo el mundo estaba pasando un buen rato. Para alguna otra cultura lo que sucede acá es altamente irregular, invasivo, falto de respeto y hasta peligroso, pero para un latino hacerse de la vista gorda con estos temas vale la pena con tal de pasarla bien. Hace poco vi un programa en el que el chef Anthony Bourdain visitaba un restaurante parisino de comida familar. Tony hace una rápida lista de las cosas que nunca podría tener dentro de su restaurante en Nueva York: Fuego abierto de leña, ILEGAL. Porcionar la carne, ILEGAL, mascota, ILEGAL, dejar el queso descubierto, ILEGAL. Termina la frase diciendo: "todo lo que hace a este restaurant grandioso es ilegal en mi país"

Mientras más pienso en las cosas buenas que nos permite esta cultura, más me convenzo que tiene que haber un balance entre la sobrerregulación y el caos. Cuando vemos culturas como la estadounidense, con sus miles de normas y su fiebre de juicios, o la de algunos países africanos, donde no existe respeto por el individuo, tenemos una clara idea de los extremos a los que no queremos llegar.

La criollada en nuestro medio se percibe como una actitud negativa, pero sería interesante rescatar lo que culturalmente nos hace únicos y nos crea experiencias agradables no caer en la paranoia de los paises "avanzados" y mas bien convertirla en una fortaleza.

Sunday, September 7, 2008

La Fiesta

Ayer fuimos a una fiesta.
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No soy una persona particularmente festiva, pero me divierte observar gente en distintas situaciones. No se si es porque paso mucho tiempo en aeropuertos (donde no hay mucho que hacer) o simplemente por mi naturaleza, pero mi cerebro se pone a funcionar cuando practica la afición del peoplewatching.
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Hace mas de 20 años que voy a fiestas. No podría decir de ninguna manera que siguen siendo lo mismo (aunque la fiesta de anoche tuvo como tema los 70's y 80's), pero hay rutinas que increíblemente no han cambiado desde que yo era adolescente.
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Por ejemplo, siempre habrá un momento en el que los hombres se junten por un lado y las mujeres se junten por otro. Cuando eramos chicos, este fenomeno ocurría por pura timidez. Fui criado en un colegio donde solo habia hombres, y ese hecho de alguna manera te inutiliza para socializar con niñas hasta que poco a poco te vas readaptando al mundo. A estas alturas del partido la separación vuelve a ocurrir por motivos distintos: La conversacion de los hombres aburre a las mujeres, y la conversacion de las mujeres aburre a los hombres.
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Luego, siempre aparece alguien que te pregunta por qué no te pones a bailar como un trompo apenas cruzas la puerta, o peor aun de frente te juzga diciendo que eres un aguado, un revejido o si tiene suficientes tragos encima algo peor.
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Despues siempre aparece alguien que te pregunta si estas tomando, qué estas tomando, o de frente te juzga por no estar tomando, o si tiene suficientes tragos encima intenta obligarte a tomar.
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En el circulo de los hombres la conversacion raya en el surrealismo: siempre hay alguien que es un EXPERTO en musica, deportes, marketing, mujeres o autos (o todas las anteriores). Imposible tratar de convencer a esa persona que los 80's no fueron la mejor decada musical y que luego de eso sí han surgido grandes bandas. No tiene sentido opinar que los autos japoneses son tan buenos como los Europeos, o que Nestlé puede competir con Gloria. Insisto, con tragos encima la situación se pone radical.
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Las mujeres hablan de múltiples temas, pero algo que no falta es un extenso catálogo de lo que la gente está usando de ropa y accesorios, una etiquetada rapida a las actitudes de todo el mundo y la consecuente relacion entre estos dos ultimos items y sus actuales situaciones politicas, economicas y sociales.
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Probablemente lo que va cambiando con los años son las actitudes hacia la diversión. La fiesta de añoche estaba llena de gente que bordeaba los 40. Ya no se ven las broncas, los agarres, las borracheras ni el desenfreno que se ve en una fiesta de gente que bordea los 20. Es ironico, pero no hay tanta tensión. La fiesta ya no es el escenario donde uno tiene que moverse para obtener el plan de la noche, o donde uno tiene que hacerse conocido. Los rollos que nos preocupan ahora están lejos del sitio donde uno se divierte.