Saturday, January 17, 2009

Unfinished business

Cada quien tiene un grado distinto de manías, y creo que es saludable por lo menos saber reconocerlas. Por ejemplo, sin llegar a extremos, yo soy de esas personas que se asegura que luego de abrir una puerta ésta se vuelva a cerrar. Lo mismo con los cajones, gabinetes, tapas de botella, frascos y demás. Si prendo una luz, la apago cuando ya no se necesita. Saliendo de mi auto me aseguro que las puertas esté cerradas (en la época que no existían pestillos eléctricos este trámite no era nada gracioso). Si abro un caño, una vez que no necesito el agua lo cierro inmediatamente. La lista es interminable.

En fin, el punto es que surge un problema cuando voy al cine. Hollywood sabe lo que hace; por un tema de presupuesto no pueden invertir en suficiente film para que los actores luego de abrir una puerta se molesten además en cerrarla. Además no tiene nada que ver con la trama, y para colmo en el intento podrían obstruir el ángulo de la cámara.

Estaré mal?, o no soy el único que se vuelve LOCO con el hecho que nadie en las películas le ponga seguro a su puerta principal, baje el pestillo de la puerta del auto, saque un polo del cajón y luego lo cierre, no apague la luz al salir de un cuarto, y una kilométrica lista de etcéteras.

La mayor parte del tiempo me puedo controlar y termino disfrutando la película (sobre todo si es buena), pero de vez en cuando este hecho simplemente me toca los nervios.

OK, lo admito, tengo aún temas que trabajar, pero desde aquí va mi homenaje a esos pocos productores de películas que le añaden realismo a la trama e incluyen estos pequeños detalles en el guión. Son muy pocos.

1 comment:

Anonymous said...

Las manias se acentuan con la edad....jo jo jo