Tolerancia Doméstica

Los que llevamos algún tiempo conviviendo con nuestra respectiva media naranja conocemos un fenómeno más que común: Cuando se ha desarrollado un alto nivel de confianza, tanto el decoro como la tolerancia bajan a niveles mínimos sin darnos cuenta.
.
El saludo o la despedida amable es algo que no dejamos de hacer con gente que recien conocemos, se convierte simplemente en saludo o despedida entre la gente más cercana, y en casa a veces puede ser un trámite opcional. Podemos tener alguna consideración extra o aguantarle mas pulgas a la gente que trabaja con nosotros que a la gente que vive con nosotros.
.
Lo interesante es que este fenómeno, contrario a lo que uno puede pensar, no es provocado por el hastío ni por influencias externas, si no que viene de adentro, de lo que cada uno de nosotros proyecta hacia estas personas. La relación con las personas que conviven con nosotros es cualquier cosa menos indiferente. Las amamos, y como consecuencia, por momento las odiamos.
.
Nada más natural que este espontaneo odio. Herman Hesse decía que cuando odiamos a una persona, odiamos algo en ella que es parte de nosotros mismos. No podemos odiar algo ajeno, ya que esto nos es indiferente. Aún mas interesante es ver cómo el fenómeno se puede extrapolar a la psicología de las masas, y sin necesidad de tenerlos en casa podemos igualarnos a una figura pública de tal manera que es más fácil desaprobarla.
.
Jorge Bruce lo puso muy claro en su columna durante el gobierno de Toledo: el presidente gozaba de una olímpica desaprobación popular, no necesariamente porque la gente esté más en desacuerdo con él que con Fujimori o con Belaúnde. Simplemente por el hecho de ser mestizo, como la mayor parte de la población, nos da el derecho a desaprobarlo abiertamente, sin contemplaciones. Es uno de nosotros, asi que le podemos dar con palo.
.
Es probable que el éxito de muchas relaciones con largos años de convivencia sea tener la suficiente lucidez de vez en cuando como para no perder perspectiva y sacar detalles de la manga para demostrarle a esa persona que la intimidad no mata la sorpresa, y que se puede ser considerado por más confianza que haya.