Sunday, July 6, 2008

El valor del exilio

Existen diferencias entre la gente que ha pasado algun tiempo viviendo en el extranjero y la que nunca ha salido de su entorno original. Las razones evidentes de esta diferencia son las que llevaron a esa persona a pasar ese tiempo fuera de casa: estudios o trabajo.

Es decir, si fuimos a Boston para seguir una maestría o si estuvimos en París para hacer un internado, o si nos destacaron en Beijing para abrir la oficina central de Asia, el beneficio inmediato es el conocimiento o las habilidades que adquirimos, producto de ese tiempo en el que desempeñamos una actividad distinta.

El beneficio secundario es normalmente difícil de medir, pero es algo que uno nota al instante cuando habla con gente que ha estado (auto)exiliada un tiempo. El ejercicio de tener que adaptarse a otra cultura, otra ciudad, otro idioma y otra realidad es probablemente uno de los métodos más efectivos para abrir la mente y pensar de manera distinta.

Lo interesante es que este proceso ayuda al cerebro a ejecutar un desarrollo creativo que a veces no tiene nada que ver con el conocimiento adquirido en el camino. El ejemplo perfecto es la matemática. Cuando uno está en la Universidad y lleva cursos de matemática, casi siempre se pregunta para qué aprende a hacer algo que nunca va a aplicar en la vida diaria. La verdad de la milanesa es que el hecho de resolver derivadas o integrales no va a ser muy usado luego en la oficina, pero ese "parto" al que sometimos nuestro cerebro, tal cual un ejercicio físico, lo hizo mas fuerte y versátil.

Me da risa escuchar gente que dice cosas como "es que en este país la gente es muy chismosa". Cuando analizas a esta persona, te das cuenta que nunca ha pasado mas que sus vacaciones en otro país, y el maximo esfuerzo que ha hecho por entender a otra cultura es calcular al tipo de cambio del mes cuánto cuesta esa cartera Prada que en la revista HOLA! ponen a 6,000 Euros.

No tengo ninguna evidencia científica para demostrar lo que voy a postular, pero me da la impresión que mientras más distinta sea esa cultura extranjera a la que nos tenemos que adaptar, mejor ejercitado estará nuestro cerebro para abrir la mente. Lo mismo si son muchas culturas distintas con las que hemos tenido que hacer el ejercicio.

Mi opinion personal es que todo el mundo debería pasar por ese proceso. Si las circunstancias no nos dejan vivir fuera por un tiempo, por lo menos invertir un tiempo adaptandose a otra cultura, otra realidad u otro idioma. Ni siquiera tenemos que salir de nuestro país para hacerlo, nos va a convertir en personas mas ricas, y aprenderemos que hay chismosos en todas partes.

4 comments:

Anonymous said...

Me parece un poco peligroso etiquetar como "abiertos de mente" a aquellos que han vivido un tiempo fuera del país, si haces un pequeño recuento entre la gente que tienes cerca encontrarás personas que apesar de haber vivido en el extranjero aún tienen la mente cerrada. Creo que el beneficio de vivir fuera depende exclusivamente de cómo lo tome esa persona, no del simple hecho de pasar por la experiencia.

Luis Zapater said...

Buena aclaración. No sé si llegue a ser peligroso, pero es cierto que no a todo el mundo le afecta con igual positivismo el exilio, y no es bueno generalizar. Es raro, pero sí conozco gente que a pesar de haber tenido esa experiencia tiene la mente mas cerrada que una caja fuerte. La mayor parte tienen mas de 50 años.

Anonymous said...

Cierto, tal vez no sea peligroso pero si inexacto, yo conozco gente entre los 30 y 40 años que han pasado por esa experiencia y no demuestran ninguna amplitud de mente.

Anonymous said...

Genial tu post. En mi caso yo entendería como abiertos de mente a la gente que tiene cierta avidez por tener mundo, lo que lamentablemente muchos de los que van a Miami de compras no entenderán. El sólo hecho estar en otro sitio y "empaparse" de otra cultura, ya sea en Piura o en China por un mes o por un año es algo que te abre la mente de una manera que únicamente lo pueden entender los q han pasado por eso. Por ejemplo, ahora estoy en un país totalmente ajeno a cualquier realidad que antes vi y el simple hecho de lograr pedir una cheese burger por delivery a una persona al otro lado del teléfono que habla un inglés casi totalmente incomprensible es mas desafiante que lograr un PhD en una universidad de la Ivy League...y es algo que al final, por más tonto que suene, valoras y de cierta manera disfrutas. Ahora ya puedo pedir cheese burgers en el Hardees de Doha, vere como me va con Pizza Hut...